EL RESPETO
Actitud que reconoce y aprecia el valor y la dignidad de los demás; se
extiende también al entorno, a la propiedad de los demás. Comienza con la
consideración del otro como persona, como alguien valioso en sí mismo y con los
mismos derechos fundamentales. También nos debemos respeto a nosotros mismos.
Reconocer en los demás su dignidad como personas y no dejar espacio a la ofensa
y
el menosprecio o a las manifestaciones discriminatorias supone el
inicio de un camino hacia una sociedad más acogedora, pacífica y justa. El
respeto en el fondo es la "regla de oro" de la convivencia: es tratar
a los demás como deseas ser tratado, querer para los demás el bien que quieres
para ti. Porque el otro es como yo, una persona, y una persona no debe ser
nunca, manipulada o servirse de ella
como si fuese un objeto; Sería menospreciarla.
RESPETO, PLURALISMO Y TOLERANCIA.
El respeto es la base de toda
convivencia en sociedad. Las leyes y reglamentos establecen las reglas básicas
de lo que debemos respetar. Sin embargo, el respeto no es solo hacia las leyes
o la actuación de las personas. También tiene que ver con la autoridad como
sucede con los hijos y sus padres o los alumnos con sus maestros. El respeto
también es una forma de reconocimiento, de aprecio y de valoración de las
cualidades de los demás, ya sea por su conocimiento, experiencia o valor como
personas.
La Pluralidad, es decir, de las diferencias de ideas y posturas respecto de algún tema, o de la vida misma. La pluralidad enriquece en la medida en la que hay más elementos para formar una cultura. La pluralidad cultural nos permite adoptar costumbres y tradiciones o ideas.
La Pluralidad, es decir, de las diferencias de ideas y posturas respecto de algún tema, o de la vida misma. La pluralidad enriquece en la medida en la que hay más elementos para formar una cultura. La pluralidad cultural nos permite adoptar costumbres y tradiciones o ideas.
“EL MUCHACHO DE
LOS CLAVOS”
Érase una vez… un chico con mal carácter. Siempre hay alguno así, de
esos que siempre están quejándose, gritando, protestando y recriminando a los
demás su comportamiento cuando a él no le gusta. A veces golpean, y casi
siempre humillan a los otros, lo cual duele más que una bofetada. Su padre le
dio un saco de clavos y le dijo que clavara uno en la verja del jardín cada vez
que perdiera la paciencia y se enfadara con alguien. Él lo pensó bien y vio que
su padre tenía razón. Tenía que cambiar. El primer día clavó 37 clavos. Durante
las semanas siguientes se concentró en controlarse y día a día disminuyó la
cantidad de clavos nuevos en la verja. Había descubierto que era más fácil
controlarse que clavar clavos. Finalmente llegó un día en el que ya no clavaba
ningún nuevo clavo. Entonces fue a ver a su padre para explicárselo. Su padre
le dijo entonces que era el momento de quitar un clavo por cada día que no
perdiera la paciencia. Los días pasaron y finalmente el chico pudo decir a su
padre que había quitado todos los clavos de la verja. El padre condujo a su
hijo hasta la verja y le dijo: «-Hijo mío, te has comportado muy bien, pero
mira todos los agujeros que han quedado en la verja. Ya nunca será como antes.
Cuando discutes con alguien y le dices cualquier cosa ofensiva le dejas una
herida como ésta. Puedes clavar una navaja a un hombre y después retirarla,
pero siempre quedará la herida. A pesar de las veces que le pidas perdón -y
debes hacerlo siempre-, la marca de la herida permanecerá. Una herida provocada
con la palabra hace tanto daño como una herida física.» Y por eso también es
importante saber olvidar las ofensas que se nos hicieron. Pero olvidarlas de
verdad, para no volver a utilizarlas nunca como reproche cuando nos volvamos a
sentir ofendidos. Porque entonces las heridas vuelven a abrirse. Los amigos son
joyas raras de encontrar. Están listos para escucharte cuando tienes necesidad.
Te sostienen y te abren su corazón. Cuídalos. Enseña a tus amigos cómo les
quieres… y les respetas. Evita humillarles y quedar tú por encima. Respétalos
siempre, aunque no debas darles la razón cuando están en el error. Discrepa sin
herir. Son personas, como tú. Piensa a menudo cómo te sentirías tú en su lugar.
Y obra en consecuencia, pero no se trata sólo de los amigos… Hay más gente en
el mundo, a la que le afecta, para bien o para mal, lo que hacemos y decimos. Hay
una regla de oro, un principio moral básico que sirve para actuar con respeto:”
Trata a los demás sólo como deseas ser tratado”. Es en
realidad una forma de decir: Respeta… Trata a los demás como personas.
TALLER REFLEXIVO
Después de hacer una lectura personal, reflexiona sobre el
contenido y subraya las palabras e ideas principales “
INTERPRETA
1.- ¿Cuál era el problema principal del protagonista del
relato?
2.- ¿Qué hizo el padre con el chico?
ARGUMENTA
3.- ¿Qué lección
quiso enseñar el padre al chico protagonista de la narración?
4.- ¿Qué conclusión
sacas para tu vida?
5- ¿Qué puede pasar cuando alguien guarda las ofensas dentro de sí, sin olvidarlas, durante mucho
tiempo?
6.- ¿Es lo mismo
respetar a una persona que darle la razón (aunque no la tenga)? ¿Por qué?
PROPOSITIVA
7.- ¿Con qué regla o
principio moral guarda el respeto una relación directa?
8.- Si una ofensa no se cura simplemente pidiendo perdón,
¿qué se debe hacer entonces al respecto?
9- ¿Cómo puedes evitar ofender a los demás?
10- Dibuja una historieta
relacionada con el respeto.
Respuestas de las preguntas
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